CENA TERTULIA CON RUBÉN MÚGIGA

22 - 10 - 2004 / Redacción Tolerancia

"CONTINUAMOS EL COMBATE CÍVICO CONTRA ETA Y SUS CÓMPLICES POLÓTICOS" Cena-tertulia con RUBÍN MÁGICA.

"El nacionalismo debe ser desalojado del poder, no ya por razones de estrategia, sino por razones morales" "Nosotros hemos derrotado a ETA, haciendo que por cada muerte haya un acto de afirmación cívica. Las víctimas del terrorismo hemos derrotado a ETA, porque mientras ellos buscaban pretextos para matar, nosotros encontrábamos motivos para no hacerlo"

El viernes, día 22 de octubre, la Asociación celebró una cena-tertulia con RUBÍN MÁGICA, abogado, portavoz del Foro Ermua e hijo del malogrado FERNANDO MÁGICA, asesinado por la banda terrorista ETA. La larga y cordial relación entre ambas asociaciones y la personalidad franca y abierta del invitado, dieron a la noche un tono de familiaridad y calidez poco usual en este tipo de actos.

Tras la introducción del invitado por la Presidenta, RUBÍN MÁGICA agradeció la oportunidad que le ofrecía la Asociación y pronunció unas palabras de reconocimiento a la labor de la misma, una labor -dijo- de la que había sido testigo "no en la Carrera de San Jerónimo, sino en las calles de San Sebastián".

En tono distendido, relató las circunstancias meramente casuales que le erigieron en portavoz del Foro, tratando de quitar importancia a su papel, y pasó a analizar la situación política en Cataluña, que resumió en el escándalo de que un partido con un escaso 16% de representación popular (apoyado, eso sí, en una "muchachada" callejera) está dispuesto, no sólo a imponer su modelo en esta Comunidad, sino en toda España. Se refería evidentemente a ERC, formación a la que definió como reaccionaria, ventajista y reflejo de la peor "derecha extrema".

Justificó el título de su intervención, cuyo "continuamos" se debe a que -tras las últimas elecciones- "nada ha cambiado realmente". Contó como en el País Vasco, al fin de la jornada electoral de marzo, "nacionalistas y batasunos brindaban con champán". Siguiendo irónicamente el cliché de cierta prensa a propósito de la Guerra de Irak, calificó el Plan Ibarretxe de ilegal e inmoral, sin que importara el orden de los adjetivos, y dijo que es el resultado de 30 años de presión violenta contra la legalidad que han convertido el País Vasco en una "excepcionalidad democrática" en la que la oposición requiere protección policial y el gobierno no. Los cocineros vascos que han saltado a las primeras páginas de los periódicos por haber sido citados por la Audiencia Nacional, miran para otro lado, dicen que no se meten en política y que su único objetivo es "hacer felices a todos" y tratan de erigirse con ello en modelo moral. Son expresión clara de lo que ocurre en la sociedad vasca, cuyo drama es "que se ha producido un colapso moral". El nacionalismo ofrece como única salida para esta situación el diálogo, un verdadero tótem, pero aquel en el que piensan es un falso diálogo en el que una de las partes se muestra absolutamente intransigente.

Reiteradamente manifestó, sin embargo, su optimismo respecto al futuro (dijo, incluso, que inmediato). Se refirió a cómo, en el 98, el nacionalismo se plegó al Pacto de Estella, asustado ante la potencia de la reacción popular tras la muerte de Miguel A. Blanco. De forma similar, ahora intuyen que la derrota de ETA va a situar el marco constitucional en condiciones de asfixiarles, por lo que el Plan Ibarretxe no es más que un proyecto para huir de ese marco. Dijo no estar de acuerdo con la corriente de su partido (PSE-PSOE) que trata de salvar al nacionalismo (llamado "moderado") de la derrota de ETA. "El nacionalismo debe ser desalojado del poder, no ya por razones de estrategia, sino por razones morales".

Concluyó afirmando que la derrota de ETA es inminente y pregonando este mensaje dirigido a todos los constitucionalistas: "Nosotros hemos derrotado a ETA, haciendo que por cada muerte haya un acto de afirmación cívica".

Tras una breve pausa para dar cuenta de la ensalada de queso de cabra, se abrió el debate, intenso y, a menudo, apasionado, mientras se consumía el resto de la cena. RUBÍN MÁGICA se defendió como pudo de las constantes incitaciones de los contertulios para que criticara a su partido, pero demostró no tener pelos en la lengua.

Habló del contraste entre los aspavientos de extremo progresismo y el desfile de la División Azul y criticó firmemente a aquella "parte de la izquierda" que, manifestándose contra la guerra de Irak, nunca lo ha hecho contra ETA ni ha criticado a la organización terrorista. El conjunto de sus respuestas a las intervenciones de los comensales puede resumirse en los siguientes puntos:

Optimismo: El Estado no está en peligro. La "fuerza" del nacionalismo es menor de lo que creemos (sobre todo, de lo que vaticinan los "equidistantes"). En el País Vasco, la derrota de los constitucionalistas se debe ante todo a que ellos mismos se dan por derrotados. En la enseñanza -cuyo papel es tan fundamental- puede advertirse como la sociedad no sigue de hecho la pauta que marca el nacionalismo. Hay que confiar, sobre todo, en el papel del asociacionismo cívico.

Aspectos negativos: Continúa el drama de la vida de los escoltados en el País Vasco (drama especialmente grave para aquellos que han consumido su juventud de esta guisa). La derogación de la ley que prohíbe referéndums ilegales podría agravar la situación.

Plan Ibarretxe: su inmoralidad reside en que trata de ofrecer una salida airosa a ETA para evitar su derrota (en la convicción de que el nacionalismo va a verse arrastrado por ella).

Propuestas de futuro: Combatir el terrorismo y el nacionalismo que le sirve de aliento y coartada con más asociacionismo cívico. Abrir una nueva vía de reflexión crítica abordando el problema que representan los alocados modelos de los nacionalistas por el lado del coste y de las compensaciones.