Crónica-resumen de la VII Jornada por la Lengua Materna y el Bilingüismo

23 - 02 - 2019 / Redacción Tolerancia

Crónica-resumen de la VII Jornada por la Lengua Materna y el Bilingüismo

Por séptimo año consecutivo, la Asociación por la Tolerancia conmemoró el Día Internacional de la Lengua Materna, instituido por la UNESCO en 1999, dedicando una Jornada a debatir sobre la importancia esencial de que los niños reciban su primera educación en la lengua familiar.

En esta ocasión, se trataba de ver cómo se abordaba el problema en tres zonas de conjunción de lenguas: Andorra, Finlandia y España. Habían sido invitadas expertas en lenguas y educación de las tres zonas, respectivamente, Ana Francisco, coordinadora del Bachillerato Internacional en el centro Ágora Internacional de Andorra, Tiina Mäkelä, doctora en Ciencias de la Educación, experta en diseño educativo y buena conocedora del sistema finlandés, y Dolores Agenjo, filóloga, escritora,  catedrática de secundaria y exdirectora de instituto. Introducía y dirigía la sesión Eduardo López-Dóriga, presidente de la Asociación.

El presidente abrió la sesión presentando a los invitados. Introdujo el tema recordando que los expertos de la UNESCO consideran que la enseñanza en lengua materna es esencial tanto para el desarrollo intelectual como emocional de los niños, de manera que  “es axiomático que la lengua materna constituye el mejor medio para enseñar a un niño”.

A continuación, rememoró la consideración que la enseñanza de la lengua materna tuvo para los dirigentes de los principales partidos catalanes, cuando la reclamaban para los catalanohablantes. Citó palabras de Raimon Obiols, de los panfletos del PSUC y de Josep Benet, así como de Jordi Pujol o de Ramon Trias Fragas, todas ellas en el mismo sentido, hoy “convenientemente” postergado. Hizo suyas las palabras del que fuera presidente de Convergencia Democrática de Catalunya  Ramón Trias Fargas en 1978:

“Hay bastantes niños que no pueden superar esta dificultad y se encuentran con su capacidad de expresión mermada y, sobre todo, disminuidas sus capacidades de aprender”

López-Dóriga lamentó que los gobiernos nacionalistas, a través de la inmersión forzosa en catalán, no sólo no respetaran el derecho a la enseñanza también en español, lengua materna de más del 50% de la población y cooficial en Cataluña, sino que la desterraran y excluyeran de las aulas de Cataluña de forma sistemática, dándole incluso un rango inferior al de una lengua extranjera.

 

A continuación se procedió a entregar los premios del Primer Concurso Literario España Solidaria, cuyo objeto es el fomento de la lengua española y la reflexión sobre la colaboración y la unidad entre los pueblos y las gentes de España. Se comunicó el fallo del jurado, se leyó un breve extracto de las obras galardonadas y se entregaron los premios entre los aplausos de los asistentes.

 

Abrió, entonces, el turno de intervenciones Dolores Agenjo, quien aprovechó la mención de los antiguos argumentos que utilizaba el catalanismo para defender la enseñanza en catalán y los enlazó con aquellos otros con los que, tanto Oriol Junqueras como Josep Rull, han sostenido estos días ante el Tribunal Supremo: su derecho a declarar en catalán y a ser asistidos no por un servicio de intérpretes, sino de traducción simultánea, alegando que el uso del español les sitúa en clara desventaja. En opinión de Dolores Agenjo, esa reivindicación, por coherencia mínima, si se trasladara al caso de los niños catalanes que tienen el español como lengua materna serviría para acabar con el mal llamado sistema de inmersión –que propiamente, como recordó más tarde una persona del público asistente, debería llamarse sumersión– en una lengua que no es la suya.

Después, criticó las dos razones más comúnmente esgrimidas en favor del sistema de inmersión, a saber, que favorece la cohesión social y que es un sistema de éxito. Respecto a la primera, puso de relieve que ya existía una brecha social por razón de lengua y origen, previa a la escuela, y que la inmersión contribuía a agrandarla, al aumentar las dificultades de aprendizaje de los niños hispanohablantes, condenándoles así a ocupar únicamente puestos de trabajo de segunda categoría. La prueba de ello, se puede encontrar, por ejemplo, repasando los apellidos de las personas que copan los puestos de dirección en las instituciones o grandes empresas o los escaños en el Parlament. En oposición al mito del “éxito” del sistema, mencionó cómo los resultados de los exámenes PISA colocan a Catalunya en un puesto muy inferior al que correspondería a su nivel económico. Tal desajuste, dijo, no puede atribuirse a la inmigración, por cuanto otras comunidades con un alto (incluso mayor) índice de inmigración obtienen mejores resultados. La comparación, por otra parte, de las calificaciones de los exámenes de Selectividad en lengua española con los de otras comunidades, queda invalidada por el hecho de que las pruebas no son comunes y que el nivel de las de Cataluña es mucho más bajo que las del resto del país.

Concluyó haciendo una encendida defensa de la enseñanza en lengua materna.

Ana Francisco, tras contar su propio historial educativo, explicó que Andorra goza de tres sistemas escolares distintos: el francés, el español y la escola andorrana. La elección de uno u otro es libre y depende de la lengua familiar o del proyecto futuro de estudios superiores que, para los andorranos, implica salir fuera del país a Francia o a España (mayoritariamente, Cataluña). La lengua oficial es el catalán y su enseñanza (así como la de la historia y las instituciones andorranas) es obligatoria en cualquiera de los sistemas. Sin embargo, la lengua mayoritaria de los ciudadanos andorranos es el español y, en segundo lugar, el portugués. Cada uno de los sistemas tiene como lengua vehicular el que le da nombre.  La escola andorrana introduce como segunda lengua el francés. De este modo, los andorranos están abocados al plurilingüismo, sea cual sea el sistema educativo que elijan. La escuela en español y la escuela francesa están sufragadas por el estado español y el francés, respectivamente. Ana Francisco no hizo mención de la enseñanza en lengua materna por razones obvias, sus escolares pueden inmersionarse  en francés, en español o en catalán, pero lo hacen de acuerdo con la libre elección de sus familias.

Cerró el turno de intervenciones Tiina Mäkelä quien desplegó ante el auditorio las características del sistema escolar finlandés. Habló primero de algunos detalles relevantes de la historia de su país. Dominado durante muchos años por Suecia, más tarde por Rusia, hasta alcanzar la independencia en 1917, cuenta con un importante sustrato de población de origen sueco. Por ello, las lenguas oficiales son el finlandés (la mayoritaria) y el sueco que se distribuyen de forma irregular por el territorio. Hay zonas de dominio lingüístico sueco y otras de dominio finlandés. Además, en determinadas regiones, hay otras lenguas regionales oficiales, como la lengua sami de los lapones en el norte.

Hizo una alabanza de su sistema educativo, cuyo éxito (ha ocupado durante varios años el primer puesto en las pruebas PISA)  atribuyó a su carácter holístico, que cuida a la vez el desarrollo intelectual y emocional de los estudiantes, y al hecho de ser muy bien valorado por los ciudadanos, razón por la cual goza de un profesorado de elevado nivel intelectual y excelente preparación profesional. Desde el punto de vista escolar, la lengua vehicular del sistema es el finlandés o el sueco (al margen de las regiones con otras lenguas como el sami) en función del sustrato de población mayoritario en cada territorio. En zonas bilingües las familias eligen el modelo, aunque siempre con la presencia de la otra lengua oficial. Los funcionarios están obligados a conocer las dos lenguas oficiales mayoritarias y a atender a los ciudadanos en la de su elección en todo el país. Basta que el 6% de los habitantes de una determinada población sea suecohablante para que se les ofrezca enseñanza en su lengua. Se recomienda la enseñanza en lengua materna siempre que sea posible. Sorprendió a la audiencia al revelar que el inicio de la escolarización obligatoria era a los 7 años.  

Subrayó en varias ocasiones que se procura prestar atención, además, a la lengua materna de los estudiantes de origen foráneo. Siempre que en una escuela haya más de cuatro estudiantes cuya lengua familiar sea distinta del resto, se les ofrece un refuerzo en su propia lengua. La insistencia en ese particular, así como el énfasis que puso en la obligatoriedad para el funcionariado de conocer las dos lenguas oficiales y atender a los ciudadanos en su lengua (llegó a sugerir que en el resto de España los funcionarios debieran conocer las cuatro lenguas del país) dio la impresión a los asistentes de que simpatizaba con alguna de las reivindicaciones tradicionales del catalanismo.

Con un apretado turno de preguntas, se cerró el acto entre aplausos.