De nuevo el diálogo como señuelo
La cultura dominante de la progresía, que ha acabado por conformar lo políticamente correcto, idólatra cualquier diálogo y negociación siempre que subviertan lo establecido. Esta circunstancia ha facilitado el empeño del Gobierno en una negociación con la Generalitat ajena a las instituciones públicas rematada por un relator que sacralizara lo acordado a espaldas de la legalidad.
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