Discurso de Don Antonio Mingote

16 - 10 - 2009 / Antonio Mingote, Asociación por la Tolerancia

 

Discurso de Don Antonio Mingote

PREMIO A LA TOLERANCIA 2009

Me satisface especialmente este premio, primero porque me hace sentir tolerado por los tolerantes y después por venir de esta tierra de la que, a pesar de haber nacido en ella, me encuentro tan socialmente alejado. Digo socialmente, porque sentimentalmente me siento tan catalán como mi madre, que hablaba, cantaba, contaba, rezaba y se reía normalmente en catalán.

Acepto este premio como muestra de vuestro agradecimiento a quien ocupa su tiempo en algo tan estrafalario como dibujar chistes para un periódico. Muchas veces me pregunto si esto que yo hago se ajusta a alguna norma, responde a alguna necesidad, cumple alguna misión. Y me respondo que no; ni norma, ni necesidad, ni misión. O sea superfluo. Aunque, en mi opinión, puede ser eventualmente beneficioso para alguien, lo que me tranquiliza. Y hoy, sobre todo, este premio vuestro me proporciona la necesaria justificación. Gracias.

Me esfuerzo por navegar en el océano de lo pasajero (¿hay algo más pasajero que un periódico?), con el necesario, aunque no siempre fluido regocijo. Y con alguna incursión en la locura, la divina donación que dijo Sócrates. (Pido perdón por esta cita, pero es que en cuanto lees un libro te sale Sócrates, y qué os voy a decir de Sócrates que vosotros no sepáis). Decía, digo, el filósofo que los bienes mayores los proporciona la locura, mientras que de la cordura pocos beneficios o ninguno se puede esperar.

Pero es la locura pacífica, locura del bufón que se aprovecha del título, puede que humillante, para decirle cuatro frescas al poderoso. Locura pacífica del humorista que comenta lo que pasa buscándole al gato de la actualidad los tres pies de la incongruencia, de la ridiculez, de la crueldad. De la injusticia en suma. obrevolando la noticia, no por orgullo o vanidad sino procurando la lejanía necesaria para esa perspectiva que permite descubrir la realidad de las cosas, porque sólo alejándote de las cosas puedes verlas en su totalidad como realmente son, que es cuando resultan tan chocantes.

El chiste gráfico en la prensa es, creo yo, como el rellano de la escalera que subimos resoplando. El lector se repone allí de la fatiga que le produce una penosa lectura, dramática en ocasiones, poco satisfactoria casi siempre y a menudo conflictiva. El humorista le espera en el rellano para decirle una broma, interpretarle un suceso, darle una explicación que mitigue el desconsuelo, hacerle la cosquilla de un chiste, ofrecerle el alivio de una compañía comprensiva, razonar en una palabra. Porque la principal actividad del humorista es el razonamiento, razonar sobre el tema que sea, despojado de tópicos, prejuicios, ideologías y lugares comunes que todo lo contaminan lo enmascaran y lo falsifican. Se trata de alcanzar la verdad y desnudarla, que es cuando la encontramos más satisfactoria y cómica a la vez.

Es de suponer, al menos el humorista lo supone, que el humor puede ayudar a comprender algo confuso..., siempre que el humorista lo haya comprendido antes. En todo caso, el humorista no pretende convencer de nada a nadie porque no es dogmático ni aleccionador. Es sólo un espectador que cuenta lo que ve desde su atalaya , desinteresadamente, y comunica con humildad sus impresiones al prójimo que lo quiera oir.

Este premio vuestro me satisface especialmente por las razones que ya he dicho. Ahora podría añadir otra más. Porque a menudo he tenido la sensación, a veces de modo angustioso, de que estaba perdiendo el tiempo en la superfluidad, la inutilidad y la intranscendencia. Pero hoy me encuentro con que el trabajo de tantos años, me ha proporcionado algo que me cobija y me conforta: vuestra amistad. Eso basta para satisfacerme.

Gracias.

ANTONIO MINGOTE

Barcelona, 16 de Octubre de 2009