Caganers
La risa de Puigdemont y Junqueras no era ya aquella sonrisa de superioridad étnica a que se refirió alguna vez Boadella, sino la risa del caganer, risa floja de alivio intestinal, risa con fondo de pedorreta y trompetilla. Me resultaba imposible no imaginar una hilera de bacines oculta bajo el arranque de la bancada del Govern.
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