El teatro y el bodegón

13 - 11 - 2017 / LA VANGUARDIA - FACEBOOK

El teatro y el bodegón

El pleito catalán ha entrado en una fase pantanosa que si bien puede indicar el principio del fin también puede indicar que el lodo es irreversible.

ANTONI PUIGVERD - LA VANGUARDIA


JULIO VILLACORTA - FACEBOOK

Sí señor Puigverd. Ha acabado el intento de imponer un modelo de convivencia basado en un supuesto supremacismo. Ha acabado una pretendida normalización. El modelo eufemística y falazmente denominado de normalización ha fracasado. Debe ahora intentarse el modelo de conjunción lingüística. El que se tuvo que poner en marcha de acuerdo con el pacto constitucional. Vds, los catalanistas, rompieron el pacto desde el mismo día en que se hizo.

Sepa además Sr Puigverd que el pacto lo rompió precisamente el PSC(PSC-PSOE). Ninguna resolución congresual, ni ninguna decisión de su Consejo Nacional, legitimó en su día la puesta en marcha de semejante operación sociológica. Toda una operación de expropiación de la identidad nacional de los hijos de millones de ciudadanos de Cataluña que, generación tras generación, han contribuido con su trabajo a crear y levantar a Cataluña, y por lo tanto a España, en este rincón de la península. Soy testigo de cargo lamentablemente privilegiado: en el PSC(PSC-PSOE) nunca se pudo analizar y debatir y negociar este tema. Carece de legitimidad democrática todo lo que se ha hecho.

Toda una descarada operación de contrabando político, con uso y abuso de la astucia política, que si no hubiera contado con el concurso de individuos ávidos de ascender socialmente por la vía más fácil, pero menos digna, no habría desembocado en la situación que ahora nos encontramos.

El fenómeno social que estalló ante sus ojos los pasados 8 y 29 de octubre ha puesto en evidencia el poco calado real que el catalanismo tiene en la sociedad real. Todo ha sido cartón piedra, el material con el que se presenta en los escenarios falsos ambientes adecuados a la obra que se representa. Sí, todo es una enorme y cruda representación teatral urdida con la más sofisticada y peligrosa técnica de un experimento cuántico. Se trataba de crear una ficción y de imponer una percepción de la misma que provocara un espejismo colectivo de tal poder de convicción que arrastrara a la sociedad en su delirio épico a una tragedia.

La función ha terminado. ¿Seremos capaces de sacar de su hipnosis colectiva a los ingenuos actores de la misma?, o por el contrario ¿seguirán instalados y reincidentes en su propio matrix?