Para los que todavía hablan, desde la ignorancia, el cinismo o el interés, de la cesión de más competencias lingüísticas
Mi hijo no recibió ni una palabra en castellano en sus tres primeros años de escolarización. Nadie nos preguntó, cuando lo matriculamos, cuál era su lengua materna para adaptarle la enseñanza; sabíamos tan bien que no iba a recibir la enseñanza en castellano que más o menos 8 o 9 meses antes de que empezara el colegio mi mujer empezó a hablarle en catalán
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