Los impuros
Las democracias se hacen con ciudadanos. Las patrias viscerales necesitan extranjeros, enemigos, traidores, apóstatas. Renegados. Nada define mejor a una patria que la designación de un enemigo. Cuando era joven, Juan Marsé formó parte de lo que los franquistas llamaban la anti-España. Ahora lo han arrojado a la anti-Cataluña, en compañía , entre otros, de enemigos como Antonio Machado, Goya, Calderón, Negrín…
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