Adiós al relato

30 - 11 - 2019 / JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA - EL MUNDO

Adiós al relato

En los últimos años, una serie de personas y colectivos han dedicado parte de su tiempo a intentar contar fuera de España lo que estaba pasando en Cataluña. Unos más conocidos, como Javier Cercas, otros menos, como Elena Alfaro y los traductores impulsores de la web Voices from Spain (Voces desde España), desde donde de forma altruista se han publicado en inglés, francés, italiano y alemán cientos de artículos críticos con el procés y en defensa del marco de libertades y convivencia fijado en la Constitución de 1978.

El País de Antonio Caño, al ser el único diario español con una edición en inglés, también impulsó decididamente la difusión de información, análisis y opinión sobre lo que realmente ocurría en España desde una línea editorial que podía resumirse como «otra vez con la Constitución», en referencia a los sucesos de 1981. También está la labor impagable del Foro de Profesores, que gracias a los contactos internacionales de sus miembros se ha dedicado a ofrecer a todos aquellos a los que el independentis- mo ha hecho llegar sus mentiras y falsedades los datos y las opiniones que desmentían el relato independentista. Sin olvidar el trabajo exterior de Sociedad Civil catalana y muchos otros que aquí no caben por razones de espacio.

Se acusó a Rajoy de no hacer nada para explicar fuera de nuestras fronteras que lo que estaba pasando en España era nada más ni nada menos que un asalto populista-nacionalista a una democracia consolidada. Pero después del 1 de octubre se aprendió la lección, se puso coto a la fraudulenta acción exterior de la Generalitat, se creó la Secretaría de Estado sobre España Global y, por fin, se diseñó un plan de acción y comunicación exterior. Pero ahora, el partido del Gobierno se sienta a negociar una investidura con una ERC cuyo líder está condenado por sedición, su secretaria general huida, su portavoz parlamentario ha llamado a Josep Borrell el «ministro más indigno de la historia de la democracia española» y uno de sus negociadores resulta ser el que diseñó el plan de secesión ilegal e unilateral de Cataluña.

Hay un debate, legítimo, sobre cómo desactivar el independentismo: ofreciendo una pista de aterrizaje con algunas concesiones o sancionando sus excesos para evidenciar su fracaso. Halcones o palomas: nada nuevo bajo el sol. Pero la negociación con ERC nada tiene que ver con eso: antepone el interés de un partido a los intereses generales. Y, al hacerlo, deja a los demócratas huérfanos de argumentos ante el independentismo, dentro y fuera de España.