La perversión de la democracia
Por muchas preguntas que nos sigamos haciendo, en ningún caso nos plantearíamos la siguiente: ¿qué podemos hacer para convivir con el narcotráfico? Por muchas propuestas que imagináramos, ninguna pasaría por la seducción, el apaciguamiento o la conllevancia como fórmulas necesarias para atraerlo a la legalidad. A no ser que ese delictivo Estado paralelo fuera tan poderoso que no nos quedara otra que dialogar y claudicar.
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