Las mejores cosas en la vida...

06 - 09 - 2007 / EL PAÍS

 

ENTREVISTA: MARIO VARGAS LLOSA Escritor

"Las mejores cosas en la vida me han sucedido leyendo"

"La lectura para mí ha sido, y sigue siendo, el placer supremo", confiesa el escritor Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936), que ayer fue investido doctor honoris causa por la Universidad de La Rioja. Se trata del primer título de esta clase que concede dicha universidad, y el escritor lo recibió con un discurso titulado El viaje a la ficción. Un viaje que, en general, empieza con las primeras lecturas. No hace falta más que mencionar esta actividad para que se despierten en el autor una serie de reflexiones tan apasionadas como sensatas y reveladoras en torno a su importancia. "Las mejores cosas en la vida me han sucedido leyendo", continúa. "Mi vocación no se habría despertado si no me hubiera fascinado hasta tal punto el universo de la fantasía literaria que descubrí a los cinco años, en Cochabamba (Bolivia), con mis primeros libros. Recuerdo cómo se enriqueció y creció la realidad gracias a las lecturas".

"Una persona que lee, y que lee bien, disfruta muchísimo mejor de la vida, aunque también tiene más problemas frente al mundo"

"Reyes u Ortega cumplieron una función de puentes entre la cultura y el público corriente. Eso, por desgracia, se ha perdido en gran medida"

Para el autor de Conversación en La Catedral, La ciudad y los perros o la más reciente Travesuras de la niña mala, "la lectura no es solamente embarcarte en ese mundo de fantasía. Es que de ese mundo regresas armado con toda clase de preguntas, de dudas, de críticas, de sueños y de designios que transforman totalmente tu conducta en el mundo real".

Y también transforma el lenguaje. "La lectura es lo que te permite hacerte dueño de un lenguaje. Una persona que no lee tiene necesariamente un vocabulario pobre y se expresa mal. Y eso no significa solamente que su conocimiento del lenguaje es limitado, sino que piensa mal, porque se piensa en la medida en que se habla y a la inversa", sentencia.

"Creo que la lectura es fundamental para aprovechar toda la riqueza potencial que tiene el idioma. Tener ese dominio del idioma ayuda a pensar con mayor claridad, poder matizar tu pensamiento. Nada enriquece tanto los sentidos, la sensibilidad, los deseos humanos, como la lectura. Estoy completamente convencido de que una persona que lee, y que lee bien, disfruta muchísimo mejor de la vida, aunque también es una persona que tiene más problemas frente al mundo. Hay una problemática que se te desarrolla con las curiosidades, con las incertidumbres que hacen nacer en ti los buenos libros, indudablemente. Lo cual no quita que sea una manera de vivir mejor"

El escritor asegura que "la libertad humana es un producto de la imaginación y de los deseos atizados, inseminados por las buenas lecturas". "Somos mucho más libres cuanto más y mejor leemos", sentencia. "Por eso es imprescindible si se quiere tener una sociedad democrática, con ciudadanos activos, que participan, que intervienen no sólo en el debate público, sino en la marcha de lo que es la civilización. Y es la razón por la que la lectura no es un mero placer o entretenimiento sino un instrumento básico en la formación de un ciudadano libre, moderno, participante. La literatura es una expresión de todo ello".

Una de las facetas menos conocidas de Vargas Llosa por el gran público es la de crítico literario: es autor de trabajos amplios y lúcidos sobre Madame Bovary, de Flaubert, o Los miserables, de Victor Hugo. Según él, la crítica de calidad es cada vez más necesaria y, paradójicamente, más escasa. "Uno de los grandes problemas de hoy es la tremenda proliferación bibliográfica que te hace sentir en medio de bosques de títulos, de nombres, en los que resulta difícil orientarse", se lamenta. "Y la crítica, que debería ser la ayuda y la brújula para orientarte en ese laberinto, ha pasado hoy en día a ser un género muy menor. Hay una crítica universitaria que está totalmente alejada del gran público que tiene un lenguaje esotérico, un lenguaje académico y endogámico. Y lo que debería ser la otra crítica, la que llega al público a través de periódicos y de revistas, ha ido perdiendo cultores. Se hace como a regañadientes, sin originalidad, sin creatividad. Muchas veces no pasan de ser simples boletines informativos".

"En nuestra lengua tenemos a personalidades como el mexicano Alfonso Reyes o a Ortega y Gasset", pone como ejemplo. "Son los dos más excelsos, aunque podría citar más. Sus obras fueron publicadas principalmente en periódicos y revistas, pero eso no les quitó rigor, elegancia, inteligencia. Es un placer leerlos hoy en día, y ellos siempre estuvieron cumpliendo una función de puentes entre lo que era la cultura y el público corriente. Eso, por desgracia, se ha perdido en gran medida. En un momento en que la crítica es más necesaria que nunca, porque hoy es imposible orientarte entre los cientos de títulos que aparecen cada semana. Creo que habría que alentar mucho esa vocación, que es además una vocación de grandes escritores".

Para él, los mejores críticos son los que escriben literatura. "Es lo que Eliot llamaba el crítico practicante", explica. "El que practica un arte y a la vez ejerce una función crítica. En España, además del citado Ortega y Gasset, tenemos a Pedro Salinas, que hizo una labor crítica formidable. Y Azorín. Gracias a Azorín empecé a leer a los clásicos. Sus crónicas maravillosas que están en libros como Al margen de los clásicos y La ruta de Don Quijote, me permitieron leer el Quijote. Yo intenté leerlo en el colegio pero fui derrotado por el lenguaje hasta que el librito de Azorín, tan atractivo, tan bonito, me llevó a leer por fin y a gusto todo el Quijote. Pienso que ese tipo de contribución de los escritores es muy importante en esta época, si queremos que el lector no ande perdido y que la basura literaria no reemplace o se imponga a la literatura de verdad".