'Lengua propia' es un engendro nacionalista

23 - 10 - 2020 / SONIA SIERRA - EL PAÍS

"Lengua propia" es un engendro nacionalista

En la última sesión de control a la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales en el Parlament dije algo bastante evidente: que el concepto "lengua propia" es un engendro nacionalista que no tiene ni pies ni cabeza desde el punto de vista filológico. Pese a que se trata de algo fácilmente contrastable. desde aquel día empecé a sufrir una cascada de insultos que se cuentan ya por centenares. Y vaya por delante que yo podría estar equivocada, por supuesto, pero eso no justificaría los insultos, sino que debería invitar a un debate sereno sobre la conveniencia o no del concepto, que es lo que voy a intentar.

"Lengua propia" es un concepto acientífico y. por ese motivo, no tiene una definición clara. De hecho, la Enciclopedia Catalana no se atreve a ir más allá de decir que es un concepto legal para denominar el catalán en diferentes estatutos y la RAE ni tan siquiera tiene una entrada para definirlo. Lo más parecido a lo que se supone que es "la lengua propia" sería "lengua vernácula" pero, si ya existe un concepto universalmente aceptado y reconocido ¿por qué no se usa ese? Pues porque a los nacionalistas les interesa destacar que solo es "propia" la lengua catalana y el resto son "impropias".

Más allá del desprecio que supone decirles que su lengua es "impropia" a esa mayoría de catalanes castellanohablantes, el hecho de tener una "lengua propia" justifica que puedan cometer todo tipo de tropelías. La más grave, sin duda, es la de la inmersión lingüística, que impide que el español sea lengua vehicular en el sistema educativo. Luego hay otras, como multar por no rotular en catalán. En ninguna democracia suceden estas cosas porque ambas son terribles. Y todo esto ha acabado degenerando en la ola de xenofobia que estamos viviendo en estos momentos y que consiste en lanzar campañas de señalamiento y acoso a trabajadores y autónomos, normalmente de origen extranjero, por no hablar en catalán.

Otra de las grandes labores de ingeniería del nacionalismo consiste en hacer creer que el español era una lengua totalmente ajena a Cataluña y que fue impuesta primero por el Decreto de Nueva Planta y luego por el franquismo, en este caso mediante las personas que venían de otros lugares de España y a los que llaman "instrumentos involuntarios de colonización lingüística". De nuevo, se trata de una falacia, pero estas barbaridades las defienden incluso las dos últimas consejeras de Cultura. Por poner tan solo un par de ejemplos: el introductor de la métrica italianizante en la poesía castellana durante el Renacimiento fue el catalán Juan Boscán y en la segunda mitad del siglo XVI la mayoría de libros que se editaban en Barcelona eran en castellano, seguido del latín y solo en tercer lugar, el catalán. Faltaban muchos años todavía para el Decreto de Nueva Planta que, por cierto, lo que hizo fue priorizar el español frente al latín, no frente al catalán.

Hace mucho tiempo que en Cataluña vivimos en el mundo al revés: defender el monolingüismo es progresista y defender el bilingüismo, facha: atacar a las personas que no hablan en catalán es ser integrador y denunciar que esto sucede, crispa. Y así con todo. No podemos seguir permitiendo que un engendro nacionalista como "lengua propia" sirva para dar vía libre a este tipo de barbaridades si de verdad queremos vivir en una sociedad de personas libres e iguales.

Sonia Sierra es diputada de Ciudadanos en el Parlament.

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