Qué flamencos
Ninguno de esos tres, ni de los tres mil políticos europeos que podrían añadirse, dijo nunca que los asaltantes nacionalistas del Estado de Derecho hubieran ido demasiado lejos, autoritariamente, desproporcionadamente. Mientras se fue consumando, el asalto al Estado fue un asunto interno español. En cuanto el Estado respondió, con la fuerza de la ley, ha pasado a ser un asunto europeo.
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