¡Soy Pipi Calzaslargas!
Pierdan toda esperanza de que las hordas flagelantes contra el racismo exijan el cambio de nombre de la calle dedicada por el consistorio de Barcelona a ese paleto malhumorado de Sabino Arana (y de paso la “limpia” de medio nomenclátor urbano, infestado de racistas autóctonos) o que SOS Racisme repruebe a Quim Torra por sus devaneos genetistas (baches en el ADN y lengua de las bestias taradas)
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