El cine como estímulo

28 - 10 - 2006 / Rafael Abella, Asociación por la Tolerancia

 

El cine como estímulo

Vivimos una etapa socialmente depresiva. La vida actual es fácil, cómoda económicamente, propicia a la anestesia. Lo que alimenta nuestro entretenimiento es abrumadoramente vulgar, nutrido por uno de los más bajos quehaceres en cualquier escala de valores cual es la intromisión en las vidas ajenas, el resalte de lo banal y de lo indecente, el aprovechamiento y la exhibición de lo nauseabundo.

Así, bajo este envoltorio chabacano, discurre nuestra existencia sin tensión, sin inquietudes, llana y achatada. Nuestros mismos conocimientos parecen más hijos de la pura curiosidad que del afán de la verdad, que de la aspiración a la justicia o de la necesidad vital de conocer. Hasta en el menester político están ausentes las voces personales, los honestos e irrevocables discursos que separan al hombre de la grey.

Tal vez, el más acuciante problema de hoy sea devolverle al hombre la autenticidad de la vida, erradicar los subterfugios, reivindicar el ser sobre el tener, enfrentarle al imperativo ético de la propia realización personal con una idea clara y rotunda para distinguir lo moral de lo indigno. El hedonismo, la seguridad y la intrascendencia, han entumecido la conciencia de nuestra comunidad. Conceptos que han acuñado una convivencia secular son transgredidos entre una indiferencia envuelta en comodidad. Imposiciones que topan con el sentido más común son digeridas en una sociedad que prima la holgura sobre la dignidad. Intolerancias que hacen sonrojar a los decentes, pasan sin repulsa en una colectividad amodorrada.

Entre el coro de voces desafinadas y dadas al falsete que alborotan nuestra colectividad, resuena la palabra noble que reclama TOLERANCIA como valor que distingue la sociedad de la tribu. Este vocablo hidalgo es emblema de una Asociación infatigable en sus esfuerzos por hacer real y efectiva toda la extensión de la palabra. Una de las vertientes culturales creadas por la Asociación es la organización de unos ciclos cinematográficos del más alto interés. Frente a la degeneración experimentada por el medio televisivo, reo de supina zafiedad, el cinematógrafo es hoy el vehículo de masas cultural por excelencia. Él nos permite, gracias a una producción exótica acercarnos a otras voces, otros ámbitos. él, por medio de las producciones independientes o merced a la inteligencia de sus realizadores, destaca lo candente de unos problemas raciales, religiosos o sociales. él puede hacernos revisión de la historia reciente o remota, para recuerdo de olvidadizos y enseñanza de ignorantes.

De todo esto, expuesto en brevísimo mosaico, nos ofrece el Ciclo organizado por la Asociación para la Tolerancia, sabedora de que no hay espectáculo más fascinador que el que nos ofrece la "fábrica de sueños".

Rafael Abella


Rafael Abella (Barcelona, 1917) es bien conocido por sus obras sobre nuestra historia contemporánea como La vida cotidiana durante la Guerra Civil, Julio de 1936, De la Semana Trágica al 20-N, Por el Imperio hacia Dios, Finales de enero de 1939, Barcelona cambia de piel, Anécdotas para una posguerra y La vida cotidiana durante el Régimen de Franco. Es también autor de La vida amorosa durante la II República, Los piratas del Nuevo Mundo, Lances de honor y La vida y la época de José Bonaparte. Además, ha colaborado en gran número de obras colectivas de historia, en programas de radio y televisión y ha aparecido en las producciones cinematográficas: La Casita blanca y De Madrid a la luna. Asimismo, ha impartido numerosas conferencias en diversos centros culturales y universitarios de España y América.