Parlamentos de presentación de los debates

16 - 11 - 2006 / Redacción Tolerancia

Inauguración 

Buenas noches y bienvenidos a este V Ciclo de Cine para la Tolerancia, que acabamos de inaugurar con Paradise Now, esta tremenda película que acaban de ver. Para el estreno, siempre elegimos el 16 de noviembre, porque ya saben que es el Día Internacional de la Tolerancia. 

Con la selección de películas y coloquios, pretendemos llamar la atención sobre problemas y situaciones, que si no se viven en primera persona pasan, en demasiadas ocasiones, desapercibidas o diluidas en ese mar de acontecimientos personales o colectivos, grandes o pequeños, en el que estamos sumergidos de forma permanente. La cámara actúa ofreciéndonos una perspectiva que, a menudo, los ojos no ven. Cuántas veces hemos formado parte de una reunión familiar o de amigos y se nos han escapado multitud de detalles que luego “descubrimos” en el vídeo que alguien grabó. También es cierto que éste no recoge todo lo que en directo percibimos. Así, digamos que la cámara hace un servicio complementario muy particular, poderoso y no siempre edificante. Ahí, tenemos numerosos programas televisivos, que –como dice nuestro querido amigo y prologuista del programa que tienen en sus manos, el historiador Rafael Abella– son “reo de supina zafiedad”. 

El día a día no nos invita demasiado a los ejercicios de conciencia. Según Abella: 

El hedonismo, la seguridad y la intrascendencia, la han entumecido. “Conceptos que han acuñado una convivencia secular son transgredidos entre una indiferencia envuelta en comodidad. Imposiciones que topan con el sentido más común son digeridas en una sociedad que prima la holgura sobre la dignidad. Intolerancias que hacen sonrojar a los decentes, pasan sin repulsa en una colectividad amodorrada”. 

El cine, el que nosotros seleccionamos, en palabras suyas, 

“nos permite acercarnos a otras voces, a otros ámbitos. Él, por medio de las producciones independientes o merced a la inteligencia de sus realizadores, destaca lo candente de unos problemas raciales, religiosos o sociales”. 

Nosotros añadimos que, quizás, nos hacen algo más sensibles. Hablando de problemas, es la primera vez, en nuestros ciclos, que no tratamos nuestra lacra particular, que es el terrorismo de ETA, que si bien lleva tres años sin matar, sigue practicando la violencia de la extorsión, de la kale borroka en grado superlativo y de la amenaza de poner fin a la tregua. La razón es porque se han hecho pocas películas que aborden este escabroso tema y ya las hemos proyectado todas. No descartamos, de todas formas, la posibilidad de volver a repetir alguna de las ya exhibidas en nuestro próximo Ciclo. 

Para concluir, tengo que dar las gracias a todas las entidades y personas que han hecho posible este ciclo. A la Junta directiva de la AT, especialmente a Mª Antonia Doménech, a Marisol Laraudogoitia y a Antonio Roig. Al mencionado historiador Rafael Abella por su prólogo, a las personas que van a intervenir en los debates: hoy, el propio Antonio Roig; mañana, Arcadi Espada y Jordi Bernal; el domingo, Ignacio Vidal-Folch. Gracias, por sus aportaciones económicas al Ministerio de Cultura y a la Fundación de Victimas del Terrorismo, que desde el primer ciclo nos ha estado animando y apoyando. Este año, gracias también a la Asociación pro Derechos Humanos de España por habernos cedido tan generosamente el documental que van a ver a continuación. Tengo que advertirles que fue rodado hace más de 20 años, y aunque el tema sigue siendo actual, la imagen es de muy poca calidad. Existen copias estupendas, e, incluso, se puede bajar de internet, pero no hay ni siquiera una versión subtitulada en español; ésta es la única versión doblada (gracias al empeño de la susodicha asociación). Con este magnífico documental los dejo para que se asombren al ver cómo con habilidad e inteligencia se puede manipular a las personas –sobre todo a niños– consiguiendo, en tiempo récord, cambios importantes en los comportamientos sociales. ¡Disfruten! 

Presentación de "Medios de comunicación y poder político"

En una democracia (USA en los años cincuenta), el senador McCarthy empleó métodos de control propios de regímenes totalitarios. De tal manera que su etapa ha pasado a la historia como una de las más represivas de la libertad de expresión y sus prácticas han alumbrado términos como “mccarthismo” para designar formas abyectas de persecución del discrepante. 

La película nos ha mostrado cómo, en las condiciones más adversas, la resistencia de algunos personajes públicos comprometidos, acaba rompiendo el círculo y ganando la batalla de la libertad. En este caso unos periodistas, sobre todo Edward Murrow, famoso por poner en práctica conceptos como justicia moral y dignidad humana, derrotó al senador, famoso a base de infundir miedo. 

Evidentemente, a una le vienen asociaciones de idea a la cabeza y surge la pregunta sobre si hoy, y en nuestro entorno más inmediato, la injerencia del poder político en los medios puede llegar a esos extremos, por más que la libertad de expresión esté garantizada en el artículo 20 de nuestra Constitución. Pero, bueno, las preguntas las dejaremos para después. 

Para hablarnos de todo esto, contamos con dos periodistas de excepción: Arcadi Espada y Jordi Bernal. 

Arcadi no necesita que lo presenten. Su pluma y sus intervenciones en distintos medios de comunicación le han proporcionado una merecida fama. Pero lo que tiene más mérito en él es que ha puesto gran parte de su capacidad creativa y de análisis al servicio de la defensa de los valores democráticos y de la libertad. Da verdadero gusto seguirlo a través de su blog diario y de su columna en El Mundo. 

Ha conseguido varios premios como escritor y como intelectual comprometido. Ayer, precisamente, recogió el último, el premio Columnistas del Mundo, compartido con Francesc de Carreras, y Albert Boadella. El jurado valoró fundamentalmente su labor como librepensadores capaces de enfrentarse a la ortodoxia imperante, de defender actitudes a contracorriente y de denunciar imposiciones como el nacionalismo intimidatorio que vive Cataluña. Razones semejantes a las que nos llevaron, en la AT a darle el Premio a la Tolerancia el año pasado. Nos llena de satisfacción habernos adelantado en este reconocimiento en los tres casos: el de Arcadi, el de Francesc y el de Albert. 

No puedo ocultar mi orgullo al decir que es uno de nuestros héroes particulares. Nunca le estaremos suficientemente agradecidos por haber sido uno de los impulsores del nuevo y exitoso partido Ciutadans. 

Jordi Bernal también tiene una vinculación especial con Arcadi; ha sido alumno suyo y se dedica al periodismo cultural, especializado en cine, precisamente. Ha colaborado en varias obras de cine y colabora en la revista “Dirigido por”. También en Periodista Digital. Otro detalle: es cronista de Ciutadans. A él le paso el micrófono. 

Jordi Bernal: "Periodismo de cine"

-Básicamente, centraré mi breve parlamento en la visión que el cine ha dado sobre el periodismo. El cine no sólo ha reflejado la realidad de los medios de comunicación sino que también ha forjado una imagen mítica del periodista. Gracias a la creación del Mito del periodista, muchos nos interesamos por este oficio que refleja o debería reflejar la realidad mediante la escritura. Películas como “Yo creo en ti” (de Henry Hathaway), donde un reportero interpretado por James Stewart impide que se ejecute a un inocente en la silla eléctrica, o ?Park Row” de Sam Fuller, que describía la cotidianidad de los periodistas neoyorquinos, son, en parte, culpables de atestar de holgazanes las escuelas de periodismo. 

Por no hablar de otros filmes como “Vacaciones en Roma” o “La Dolce Vita”, donde los periodistas, además de ser guapos y elegantes, sacaban buena tajada de su espuria dedicación al periodismo del corazón mediante sendos ligues con la frágil Audrey Hepburn y la imponente Anita Ekberg. 

Paralelamente, el cine también se ha ocupado de la consolidación de las empresas de comunicación en cuarto poder. “Ciudadano Kane” (de Orson Welles) sería, en este aspecto, el caso más significativo, el caso paradigmático. Seguido, por poner otro ejemplo, por “Network, un mundo implacable” (de Sidney Lumet). Son muchos los ejemplos, notables en algunos casos y en otros desafortunados. 

Quiero resaltar entre los primeros el caso de Billy Wilder, que en sus años de juventud ejerció el periodismo de sucesos y que acabó desencantado de la profesión. De ahí que dedicara dos de sus títulos más corrosivos al mundo del periodismo: “El gran carnaval” y “Primera plana”. 

Centrándonos en “Buenas noches, y buena suerte”, el compromiso del periodismo queda demostrado en la lucha sin cuartel frente a la caza de brujas del senador McCarthy. Curioso que todos aquellos que se comprometieron con las libertades individuales fueran acusados de “rojos”. Actualmente no se estila dicha acusación, pues todavía guarda una pátina óptima (no siempre cierta, nobleza obliga admitirlo); actualmente muchos de los que disienten de los abusos del poder son acusados de pertenecer a la “extrema derecha”. 

El film, en este aspecto, demuestra que incluso la primera democracia del planeta no está a salvo de los riesgos totalitarios. Es curioso que para justificar la censura y la coacción en el propio país se apele a un peligro exterior o al enemigo en casa. Es lo que, como recientemente recordaba el profesor Espada en su blog, Tarradellas denominó “dictadura blanca”. Una censura sutil, larvada, siempre al servicio de unos ideales sagrados que ningunean los derechos del ciudadano. No sé si viendo la película han recordado aquellos informes que el gobierno de CIU pergeñó para controlar la filiación política de los periodistas que trabajaban en TV3. A mí sí me lo recordó. 

Por lo tanto, las relaciones del periodismo y el poder se deberían fundamentar en un equilibrio democrático. Tampoco comparto la idea de un periodismo maleducado o que confunde la osadía con la impertinencia, el apego a la verdad con la manipulación; un periodismo que tiene en los documentales de Michael Moore uno de sus mayores exponentes cinematográficos. 

En esta muestra de cine sobre periodismo, “Buenas noches, buena suerte”, como en su tiempo hizo “Todos los hombres del presidente”, se erige como un canto a la justicia y a la libertad de expresión, como un reflejo de la denuncia mediática frente a los abusos del poder. Supongo que durante la charla tendremos tiempo de abordar estos y otros asuntos, sólo déjenme añadir que no sólo el poder político presiona a los medios. Los que ejercemos la crítica de cine sabemos muy bien que la publicidad, los intereses empresariales, son otra forma de esa “dictadura blanca” que el periodista debe superar con más o menos acierto, con más o menos fortuna. 

-Muchas gracias 

Presentación de "Ascensión y caida de las palabras"

La vinculación de Ignacio Vidal-Folch con nuestra asociación parte de hace unos cuantos años; con nuestros Ciclos de Cine comenzó hace dos años. En esa III ª edición nos escribió el prólogo del programa y participó en el coloquio sobre la película Los balseros cubanos. 

Para los que no le conozcan, es un escritor brillante y polifacético en cuanto a los temas que trata.. Colabora en El País y la revista Tiempo. Se dedica a la crónica, a los libros de relato, a la novela y a los cómics (El canon del cómic). Tiene una prosa impecable y además es muy divertido Es traductor de numerosos autores muy variados entre los que se encuentra el famoso autor de cómics Guillermo Mordillo. Creo que lleva traducida toda su obra. 

Estos dos últimos años ha publicado dos volúmenes de una trilogía dedicada a la España actual. 

En Turistas del Ideal, da una visión satírica, caústica, de los llamados 'intelectuales comprometidos' y de los santuarios de cierta izquierda. 

En Contramundo, Ignacio Vidal-Folch denuncia el disparate de los nacionalismos, sus excesos identitarios y cómo éstos sirven de negocio para la clase política y para su entorno. Como es un tema que nos interesa mucho, si él está de acuerdo, la AT se lo presentará próximamente con mucho gusto. 

De momento, lo dejamos que nos lleve de esta película llena de ternura y sensibilidad a su Ascensión y caída de las palabras.