Presentacion XII Ciclo de Cine / Poster y tríptico (desglosado en algunas imágenes)

20 - 10 - 2013 / Asociación por la Tolerancia, Rafael Nuñez

AT

Cine para resistir y combatir, aún

Hay un cine que, más allá del entretenimiento, marca y remueve los cimientos de las emociones y de la razón, como toda buena obra de arte, como la buena literatura.

Las películas que ofrece este ciclo, forman parte de un cine social y democráticamente "útil". El cine es, sin duda, la expresión más representativa de la cultura de masas y de la democratización de las formas de vida y de ocio en la sociedad contemporánea. Pero, la utilidad social del cine, más allá del ocio, radica en que un buen relato cinematográfico puede ser un impactante factor de reflexión que auspicie el debate y revuelva las emociones. La misma utilidad social que lo convierte en un elemento indisociable de la democracia ha hecho también del cine un poderoso instrumento de manipulación y propaganda en manos de los poderes totalitarios. La diferencia estriba en que el primero no pierde su vigencia y actualidad, mientras que el segundo queda arrumbado en los archivos del cine panfletario y propagandístico.

Sabemos que las grandes ideologías y regímenes políticos que intentaron revolucionar la vida política y social al margen o contra la democracia a lo largo del siglo XX abocaron al totalitarismo. Y tras la "caida del muro", auspiciaron la "balcanización" comunitaria de la política -especialmente en eslabones débiles ("pluri-nacionales") de la democracia, como España- y la fractura de la convivencia democrática. En la mayoría de las cintas que integran este ciclo, el problema de fondo es la concepción de la sociedad política como el campo privilegiado de una o determinadas comunidades, cuyo comunitarismo ideológico trata de imponerse a los ciudadanos mediante la privación de sus derechos individuales e inalienables.

La pregunta es cómo, después de la herencia del siglo XIX y de lo vivido en el siglo XX, los ciudadanos demócratas hemos llegado al siglo XXI con la necesidad de resistir y combatir aún las amenazas de las cruzadas identitarias, de los fundamentalismos nacionalistas, del integrismo y de la fascinación por la violencia, el terror y los profetas. El buen cine nos sumerge en la indagación de ese "cómo" que a todos nos implica, porque todos hemos podido ser cómplices en mayor o menor grado y en un momento u otro de nuestras vidas de la continuidad de estas lacras sociales y políticas. Para ahondar en esa investigación, ¡vayamos al cine!

RAFAEL NÚÑEZ