Vascos tapándose los ojos

10 - 08 - 2023 / ROGELIO ALONSO - EL MUNDO (PREMIUM)

«LOS CIUDADANOS se han tapado los ojos para no ven Siento escalofríos al pensar dónde estábamos hace un año y dónde estamos ahora». Un año después del asesinato de Miguel Ángel Blanco estas eran las palabras de Ana Iríbar: viuda de Gregorio Ordóñez, que Patxo Unzueta explicó en un artículo de esclarecedor título, Vascos tapándose los ojos-. «Hace un año estábamos en el rechazo sin contemplaciones a los cómplices de ETA. No sólo se rechazaba a ETA (que no tiene rostro), sino también a los rostros conocidos de quienes consideran legitimo matar en nombre de su causa. Ahora estamos en la convivencia fraternal con Batasuna: en el Parlamento vasco, en las declaraciones sobre el blindaje del diálogo con el brazo político de ETA».

El asesinato del concejal del PP movilizó a miles de ciudadanos que, sacudidos por un pánico moral, desafiaron a los terroristas y a sus encubridores. La ira de aquellos días se dirigía tanto a ETA como a sus colaboradores políticos. También a los reacios a aislar social y políticamente a los agresores y a quienes buscaban componendas que dejaran impunes a ETA y Batasuna. Tras el impacto inicial del crimen, el PNV siguió contribuyendo con el brazo político de ETA a la deslegitimación de las instituciones democráticas mientras se asesinaba a los representantes no nacionalistas. Hoy, 26 años después de aquel asesinato, los vascos siguen tapándose los ojos. Bildu. el partido que no condena los crímenes etarras, es la primera fuerza municipal en el País Vasco: los lobistas de ETA seis escaños en el Congreso tras el 23-J. tienen 1.050 concejales y controlan 107 ayuntamientos vascos; el partido de Miguel Angel Blanco, solo dos diputados, 71 ediles y dos consistorios. ¿Por qué se confía en quienes enaltecen la violación de los derechos humanos y no en quienes la sufrieron?

¿Qué democracia rige si se premia a quien acepta asesinar para imponer la tiranía nacionalista?

Miguel Ángel se convirtió en un héroe moral un admirable modelo político que inspiró la militancia en el PP y PSE de muchos jóvenes de su generación dispuestos a sacrificar sus vidas por la libertad. Como señaló Dietrich Bonhoeffer antes de ser ahorcado en un campo de concentración nazi la resistencia surge porque hay personas que toman la valiente decisión de resistir aceptando los sacrificios que ello implica. Como se temía tras el asesinato de Miguel Ángel frente a esa admirable resistencia se impusieron los partidarios del final del terrorismo sin vencedores ni vencidos que propugnaba el PNV. También quienes en el PSOE deseaban solo el cese de la violencia física de ETA renunciando a derrotar políticamente al movimiento terrorista El Estado dejó de resistir cuando Zapatero, que se vanagloria, fatuo, de vencer a ETA negoció con la organización terrorista evitándole su verdadera derrota política. Hacia esta última se dirigían ETA y sus cómplices al ilegalizarse Batasuna en 2003. El PSOE negoció con ETA la vuelta a la legalidad de Bildu, su testaferro, como lo definió el Tribunal Supremo antes de su fraudulenta legalización por el Constitucional en una operación política que el magistrado discrepante Manuel Aragón calificó de «grave error del Estado» que le avergonzaba. La democracia había recuperado la dignidad expulsando de las instituciones a los colaboradores necesarios de ETA" la perdió cuando los admitió en 2011 sin la condena inequívoca del terrorismo.

Quienes por ignorancia o falta de honradez ven como un éxito la integración de Bildu eluden todo ello y que la misión principal de su predecesor. Batasuna fue la no condena del terrorismo. Es decir, la aceptación de los asesinatos como necesarios que Bildu mantiene Muchos obvian tan inaceptable déficit democrático y sus consecuencias en el presente al cancelar el pasado de terror Parafraseando al académico David Scott las afrentas no reparadas siguen aún constituyendo afrentas que no se borran sólo con el paso del tiempo. La presencia de Bildu en las instituciones, fruto de esa bastarda legalización constituye una constante ofensa que impide la reparación política en una sociedad que con el paso del tiempo ha borrado el significado político del asesinato de Miguel Ángel Blanco y el de tantos otros. En cada aniversario las víctimas son recordadas con un sentimentalismo efímero, olvidando las implicaciones políticas del asesinato de quienes fueron asesinados por no ser nacionalistas con el fin de imponer la hegemonía nacionalista mediante el terror. Hoy el PNV y Bildu se disputan quién administra esa hegemonía tras condonarse al nacionalismo la deuda contraída por legitimar a ETA. Eximidos los criminales de la premisa básica que debió ser su inhabilitación permanente para la vida política y maquillada su sangrienta trayectoria, lógico resulta su fortalecimiento electoral. El problema no radica solo en la presencia de exterroristas en las listas sino en la de un partido que justifica sus crímenes, creando y trasmitiendo así una memoria que garantiza la impunidad del terrorismo nacionalista.

El terrorismo y el posterrorismo se dirimen en un conflicto de legitimidades. Las élites políticas han permitido la legitimación de quienes deslegitimaron la democracia para justificar a ETA como necesaria. Los medios de comunicación refuerzan la legitimación política y social de quienes aún glorifican el terrorismo contribuyendo a que la sociedad les premie injustamente. Otegi es entrevistado en el Diario Vasco y El Correo como si nunca hubiera dirigido un grupo terrorista disfrazando su propaganda como positivos gestos hacia las víctimas, falseando su negativa a resarcir las enormes injusticias de las que es responsable. Uno de sus veteranos periodistas describe a Bildu como «un movimiento de resistencia» transformado «en una fuerza casi socialdemócrata». Otra de sus firmas acusa a Vox y PP de «poner en peligro la convivencia democrática» mientras glosa los éxitos de quienes legitiman los crímenes de ETA. Revelador el incoherente editorial de El Correo tras el 28 M planteando que el fuerte aumento del poder local de Bildu «le brinda la oportunidad de reflexionar sobre el lastre que supone su resistencia a romper amarras con el pasado». ¿Por qué va a reflexionar Bildu sobre esa supuesta carga cuando su crecimiento evidencia que no lo es, que los crímenes de ETA están amortizados, como demuestra el propio diario blanqueando a quienes aún reivindican su historia de terror? En la noche electoral de las municipales ningún político o periodista en ETB asoció a Bildu con la violencia, definiéndolo como un «partido nacionalista a la izquierda del PNV». «progresista y transversal». Los jóvenes no tienen experiencia directa del terrorismo y muchos adultos asumen un relato dominante que deforma la realidad. Así se explica el creciente voto a quienes de forma tan injusta han sido indultados política, moral y socialmente pese a seguir legitimando el terror nacionalista.

ALGUNAS víctimas han dejado de resistir en una «sociedad indecente», en los términos de Avishai Margalit. en la que las instituciones les niegan el honor debido. Más bien se las humilla con la injusta normalización de los culpables de la violencia repitiendo la falacia de que Bildu no es lo que reivindica. Semanas atrás, en d aniversario del asesinato por ETA de Manuel Zamarreño, otro «homenaje». Entre los presentes, la alcaldesa de Bildu en Rentería aprovechando la oportunidad para «mostrar nuestro apoyo y aliviar el dolor» con «memoria y reparación para una convivencia verdadera y justa». ¿Recordar, reparar y homenajear a un representante del pueblo asesinado por ETA sin condenar su asesinato?¿Acaso no deshonra a la víctima la presencia de quienes reivindican su asesinato como necesario? En 2017 la viuda de Femando Buesa besa a las parlamentarias de Bildu al concluir el «homenaje» a su marido y un micrófono capta su confidencia: «Me gustaría que hicieseis otros gestos, además de este. No lo podemos hacer nosotros por vosotros. No es conmigo con quien lo tenéis que hacer, es con la sociedad vasca. Esto a mí no me es suficiente». La indolencia de tantos vascos que siguen tapándose los ojos le da la razón a uno de los herederos de ETA cuando afirmó: «Hay quien dice que nuestros pasos son insuficientes, pero a base de muchos insuficientes alcanzamos la suficiencia». Invoca Meena Krishnamurthy el valor de la desconfianza en democracia para frenar la tiranía. ¿Qué democracia rige donde se recompensa a quienes aceptan el asesinato para imponer la tiranía nacionalista?

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