Inmersión: ¿un modelo de éxito?

28 - 03 - 2023 / LAURA FREIXAS - LA VANGUARDIA

Inmersión: ¿un modelo de éxito?

La inmersión lingüística es un modelo de éxito", declaró la autoridad que inauguraba el evento. Luego hizo lo que hacen todas las autoridades que inauguran eventos: asegurar que le encantaría quedarse a escuchar las ponencias... pero que su apretada agenda... y marcharse.

Fue una pena. Porque la I Jornada de políticas lingüísticas dentro de una España federal, que la asociación Federalistes d'Esquerres celebró el pasado 11 de marzo, se dedicó precisamente a preguntarse si la inmersión lingüística (monolingüe en catalán) es un éxito. La respuesta depende de cómo definamos el éxito.

Desde un punto de vista puramente educativo, hay un hecho preocupante: el elevado abandono escolar prematuro, sobre todo de chicos extranjeros, con el consiguiente riesgo de exclusión social, como explicó la profesora de Antropología Social Silvia Carrasco. ¿Importa ese dato? Importa si importa el alumnado; si el objetivo es dar las máximas oportunidades a todas y todos, sea cual sea su origen. No importa mucho, en cambio, si el objetivo no son las personas, sino la lengua.

¿Qué intentan conseguir las políticas lingüísticas educativas? ¿Aplicar el derecho -negado durante el franquismo- a estudiar en lengua materna? Se aplica, en efecto, a quienes se definen como catalanohablantes (el 36%, según el Institut d'Estadística), pero no a la mayoría de la población catalana, que es castellanohablante (46%). ¿Garantizar un buen nivel de catalán? Sin duda se consigue, aunque también podría hacerse sin excluir la otra lengua oficial. ¿Y un buen nivel de castellano? Suele decirse que el alumnado catalán lo conoce tan bien como quienes estudian en Toledo o Valladolid, pero no puede demostrarse, porque las pruebas no son las mismas. Se dice también que el castellano no necesita estudiarse a fondo en la escuela porque se aprende en la calle o en la tele, pero ni la tele ni la calle enseñan el castellano culto, necesario para hacer carrera fuera de Catalunya.

¿Será que el verdadero fin de la inmersión lingüística no es ninguno de los que he enumerado, sino otro: convertir la sociedad catalana en monolingüe? Si ese es el caso (como opinó el historiador Joaquim Coll), es un empeño de legitimidad discutible (sería poner la escuela al servicio de finalidades no educativas, sino políticas), pero que, además, no está siendo eficaz. Sucede con el catalán lo mismo que con el euskera -señaló la exviceconsejera del Gobierno vasco Lurdes Auzmendi-: su conocimiento aumenta, pero su uso social se estanca o disminuye, porque es percibido como una imposición. Tal vez, a fin de cuentas, lo que pretende y sí consigue la educación monolingüe es dejar clara una determinada jerarquía entre las lenguas, y en consecuencia, entre las comunidades respectivas.

Quizá el elefante en la habitación de las políticas lingüísticas consiste en el hecho, evidente pero que no se quiere ver, de que la sociedad catalana es bilingüe. Por eso no es adecuado el argumento habitual de que "un andaluz o una boliviana en Catalunya tienen que estudiar en catalán igual que en Francia estudiarían en francés". Tampoco se puede comparar el caso español -explicó el catedrático de Derecho Constitucional Alberto López Basaguren-, en el que hay una lengua conocida por todo el mundo, con países como Suiza o Bélgica, formados por comunidades monolingües.

Ni es convincente el argumento de que, si en Catalunya hay dos lenguas, es porque la segunda fue impuesta a sangre y fuego. No es cierto -buena parte de la sociedad empezó a usar el castellano como lengua culta mucho antes de 1714-, y aunque lo fuera, no es justo discriminar por ello a las y los castellanohablantes actuales. Como dijo Ana Losada, presidenta de la Asamblea para una Escuela Bilingüe: "¿Tiene que renunciar mi hija a sus derechos lingüísticos porque Franco fuera un dictador?".

Federalistes d'Esquerres se fundó en el 2013. Que haya tardado tanto en atreverse a debatir sobre políticas lingüísticas, a pedir que se den también asignaturas en castellano en la escuela, y que el catalán se incorpore a instituciones españolas, como el Senado, es un síntoma de hasta qué punto este tema levanta pasiones. Pero eso no ha de hacernos cejar en el empeño. Como dijo Mireia Esteva, su presidenta, al inaugurar la jornada, toda política pública debe poder evaluarse. También la política lingüística.

LAURA FREIXAS - LA VANGUARDIA

2023-03-28