La seducción de los desastres
En un alarde de generosidad, estaría dispuesto a reconocer que los temores de los defensores del decrecimiento son auténticos y no fingidos. Incluso estaría dispuesto a ayudarles a mitigarlos. Así que les recomendaría aún más crecimiento. Lo sé, esta solución liberal es demasiado concreta para suscitar entusiasmo. Esa es nuestra gran debilidad: los progresistas no sabemos hacer soñar a la gente.
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